Patate es el hogar del segundo colibrí más pequeño de mundo

 




El ‘Valle de la eterna primavera’, Patate, es reconocido por la belleza natural y la biodiversidad que alberga entre sus paisajes, pero nadie se imaginaría que, recorriendo sus flores y jardines, vuela un ave única en su especie.

Su minúsculo tamaño, su rapidez y su gran capacidad de vuelo hacen del colibrí un ave muy especial, objeto de numerosas investigaciones, pues según los expertos es uno de los mayores polinizadores en los campos ubicados desde los 2 mil metros sobre el nivel del mar.
TOME NOTA 
A estas especies se las puede fotografiar en la ruta de 
avistamiento de aves llamada Kuripishku, un corredor 
ecológico que inicia en la laguna de Yambo en Cotopaxi
 y se extiende por las estribaciones de la cordillera 
de los Llanganates.

Encuentro mágico

Es común caminar por los senderos de Patate y encontrarse con algún colibrí de diversos colores volando en torno a un árbol, intentando alimentarse del néctar de alguna flor o simplemente parado sobre un cable trinando sin parar, esto debido también a su gran diversidad, pues comparte el hábitat con más de 350 especies de aves.

Según Adrián Soria, biólogo investigador y fotógrafo, el colibrí Bunga, también conocido como picaflor o quinde existe solo en el continente americano y, aunque se puede encontrar en diferentes regiones andinas, es impresionante que en Patate hayan hecho su hogar junto con el colibrí más grande del mundo.

EL DATO 
El colibrí más pequeño llega a medir cinco 
centímetros y el más grande pasa los 20.

El investigador explicó que el colibrí Bunga mide cinco centímetros cuando es adulto y tiene colores llamativos y pico largo, mientras que el colibrí más grande llega a superar los 20 centímetros.

Una de sus características más llamativas es la habilidad de realizar vuelos acrobáticos, incluso de cabeza o en reversa y puede llegar a aletear hasta 120 veces por segundo lo que le permite mantenerse como flotando en el aire.

EL DATO
Los antiguos pobladores de Cotopaxi, como los panzaleos, 
creían que los colibríes eran espíritus mensajeros 
del bosque u hadas coloridas.

Porque vive en Patate

Soria asegura que una de las cosas que se debe resaltar de Patate es la conservación de la zona protegida de Los Llanganates, “esta diversidad de aves que se tiene en el cantón es producto del buen estado de los bosques”, dijo.

Aseguró que en el hábitat de Patate se han identificado una gran variedad de aves que se han convertido en emblemáticas pues dan una característica única al entorno de este cantón.

“Es el trabajo de la gente, un proceso de conservación que se ha logrado con ayuda de ONG’s internacionales, fundaciones, colectivos y autoridades”, comentó.

 

TOME NOTA 
El colibrí Bunga puede llegar a 
aletear hasta 120 veces por segundo.

 

Invitación

Este tipo de aves hacen de Patate un rincón privilegiado para admirar, por ello desde los colectivos y la Municipalidad se han desarrollado iniciativas importantes para el avistamiento de aves.

Una de ellas es el proyecto denominado ‘Aviturismo’, una iniciativa que recorre al aire libre los senderos de Patate en coordinación con el Grupo de Apoyo Local (GAL) Llanganates, a fin de ubicar las especies de aves y que los turistas puedan ser parte de ese espectáculo.

Los visitantes pueden compartir experiencias únicas junto a la naturaleza y, si la ‘Pachamama’ lo permite, podrán ver de cerca al colibrí bunga alimentándose de alguna flor. 

El colibrí más pequeño del mundo

El colibrí Abeja es el colibrí más pequeño del mundo, es ligeramente más grande que el insecto del que toma el nombre, pesa no más de dos gramos y pone huevos del tamaño de granos de café.

El colibrí Abeja es extremadamente pequeño incluso para un colibrí, tanto que la gente a menudo lo confunde con una abeja real cuando la ven revoloteando sobre las flores.

Este diminuto volador no solo parece un insecto, sino que también compite con ellos por los recursos para su supervivencia.

Tomado de: La Hora Tungurahua

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